El principal objetivo es estimar el valor de umbral anaeróbico del sujeto, en función de la frecuencia cardíaca y sin necesidad de extraer sangre al testado.
El principio básico de este test se cimenta en la linealidad existente
entre el aumento de la carga y el aumento de la frecuencia cardíaca durante el período de esfuerzo.
El momento en
el que esa linealidad, ya sea por cargas superfluas o muy grandes, se pierde, co
diría con el umbral anaeróbico.
Existen varias formas de ejecutar la
prueba y son seleccionadas en función de los medios disponibles.
El
protocolo clásico es el siguiente:
Posición inicial: salida alta.
Ejecución: el alumno comenzará a correr, según su forma física, a una intensidad de
entre 60 y 70 seg. los primeros
200 metros.
A partir de este primer
trayecto, el sujeto aumentará el ritmo de carrera,
disminuyendo 2 seg al tiempo del primer parcial en cada 200 m siguientes.
La prueba se prolongará hasta el agotamiento y se medirá el tiempo,
en minutos y segundos, empleado en realizarla, así como el número de
metros recorridos durante su duración.
Se registrará la frecuencia cardíaca del sujeto antes de realizar la
prueba, inmediatamente después de terminar, y en los primeros 15 seg.
subsiguientes de los minutos 1, 2, 3 y 4.
La distancia recorrida durante la prueba debe estar entre 2.400, y
3.200 m, y a su vez se empleará un tiempo de entre 10 y 12 min.
El punto sobre el que se encontrará el umbral anaeróbico dependerá
de la forma física del sujeto, de forma que a mayor estado de forma, se
localizará tras la realización una mayor velocidad de carrera.
Su fiabilidad en los resultados no está muy demostrada; sin embargo,
su utilización en los entornos deportivos es amplia, debido a su gran valor práctico a la hora de determinar el umbral anaeróbico.
Instalación y material: pista de atletismo de 400 m o terreno llano y
marcado para este fin. Se precisa además de un cronómetro.